lunes, abril 25, 2005

QUIERO SER INOCENTE...

Con ojeras inflamadas, ojos ardiendo, mi pulso inestable y un cansancio que recorre mi cuerpo escribo este blog.
Desde el jueves por la noche ya el alcohol me cosquilleaba y sin atender a mis autorecomendaciones me entregué un fin de semana más a los brazos de Baco y su comitiva.
Para colmo de males, uno organiza las salidas y nunca faltan los cabrones que levantan la mano para integrarlos a tu desmadre y seguir esa mala senda llena de porquería, el camino sucio y divertido de la peda. Viernes por la noche comenzamos por irnos a pasar el fin de semana a Cuernavaca en casa previamente rentada por internet. 500 metros cuadrados de terreno, alberca, 5 recámaras, 3 baños, refri, terraza y mucho pasto.
Asignación aleatoria de recámaras ó más bien agandalle de las mismas, que básicamente no sirven para nada más dejar la maleta y sentir que a uno le pretenece algo. Después de todo siempre hay un baño, sillón ó asiento trasero de coche que en estados estílicos pudieran parecer más cómodos que los lugares convencionales.
El viernes mientras nos instalábamos echamos el trago que demandaba el lugar en el que nos encontrábamos, disquitos, platiquita, vanalidades, profundizaciones y demás se manejaron hasta las 5am que a falta de agua quina y coca no nos quedó otra más que irnos a dormir, esperando retomar el ambiente el siguiente día.
Esperaba levantarme con mi recién asumido papel de anfitrión y limpiar la casa, pero no fué así porque para mi sorpresa la casa incluía a una famuya de plática tímida pero de trato agradable, se ofreció a ayudarnos con el desayuno que se preparó después de ir al supermercado por víveres y claro, más alcohol. Ya era medio día cuando alrededor de la mesa planeabamos las actividades del día y que incluía asolearnos, partidos de foot-ball, leer y repartirnos las bebidas compradas. De repente algo arruinó parte de nuestro itinerario, el cielo decidió que nomás porque si interferiría con el sol y se nubló provocando que los trajes de baño frustraran su ida para ser utilizados. El resto de las actividades sin molestia alguna siguieron su curso comenzando por repartir el alcohol previamente abastecido en un supermercado cercano. El foot-ball no sufrió tampoco de desajustes y la comida menos, una terraza nos cobijó mientras tragamos carne asada y los correspondientes accesorios que la acompañan: quesadillas, chiles toreados, cebollas asadas con limón, carne tártara y tostadas y por supuesto cubas, chelas y vodkas. La tarde transcurrió teniendo en mente que ya que fuera más tarde culminaríamos en alguno de los antros que hay en la zona, como el buen fin lo ameritaba.
Calentamos motores pegando de brincos con ritmos electrónicos que al calor de saber que terminaréimos en antro popero, derivaron en grupos ochenteros de coreografías establecidas y castings basados en físico y detalles más importantes que una buena voz. No importa, todos las bailamos como si fuera parte de un culto que reviviría esas épocas. De repente ya estábamos cambiados, bañados, perfumados y repentinamente hasta sobrío me sentía para manejar. Empezamos por el antro mamón y vacío, terminando en el cordial y atascado festejando el aniversario de un antro al que por cierto para todos era la primera vez que asistíamos a enrolarnos en las filas de alcohólicos que acuden a la vida nocturna de esa ciudad.
Luces intermitentes, ritmos con beats demasiado conocidos y una multitud con moda similar se aglomeraban por todo el lugar buscando pertencer a la noche del 5to aniversario. Una entrada conocida, música de épocas anteriores, un performance tal como se hacían hace 20 años los primeros y comnzó formalmente la noche en aquél lugar. Nosotros como recién entrando al trance comenzamos a movernos y de repente ya estábamos comulgando con la bola de gente que hacía lo propio siguiendo los ritmos que iban y venían por las bocinas del lugar que mantenían una constante de bajo.
La noche transcurrió mantenida en vivo por 3 litros de casa bacardí que nos mantuvieron con vida hasta que mis ojos se cerraron a las 6:15 am del domingo esperando no contar con cruda, aunque por supuesto no haces nada por evitarlo, simplemente tomas y tomas y tomas más sin concientizar sobre consecuencias.
A las 12 del día que abrí mis ojos, sentí que algo me coscorroneó la cabeza, era la cruda que me reclamaba los daños corporales en mi ser. Que me castigaba con pasos lentos y movimientos torpes, con una sed inacabable y con nauseas que no se calmaron con los dos tacos de barbacoa y consomé, mucho menos con las dos chelas que me tragué. Una vez descomido lo anterior, procedí al regreso al DF.
El camino lo recuerdo con una canción que no sé de qué habla, solo sé que repite constantemente "quiero ser inocente...completamente inconciente..." no puedo más que acomodarla a mi situación y pensar que debo de tomar en cuenta el daño que me hice, pero, que quiero ser inconciente, que quiero que esto pase y ser perfectamente inocente.

miércoles, abril 20, 2005

SIN PALABRAS

Últimamente no he estado escribiendo mucho y de hecho no he escrito absolutamente nada. No quisiera refugiarme en la falta de tiempo ó en recurrir a decir que he estado atendiendo múltiples actividades porque tampoco sería cierto. Simplemente no he escrito.
Mi conflicto es que prometí que lo haría de manera recurrente y no quisiera perder la costumbre, por lo menos quiero mantener esta disciplina más tiempo de lo que duraría pagando un gimnasio.
No se ha acabado mi fuente de anécdotas, simplemente debo aceptarlo, hay veces que amanezco y no tengo muchas ganas de escribir, siento como que de hacerlo saldrían cosas con un bajo porcentaje de gracia ó con un trazo más bien plano.
Obvio no es un miedo externo el que siento porque sé que esta página no es más leída que el New York Times, vaya, ni siquiera más leída que un volante de escuela de computación, pero uno tiene dignidad interna que rige en la medida que uno difunde la página.
En fin, ya por lo menos me salió este choro, los dejo, prometo meterme más ideas a la cabeza o si no ya de mínimo alguna anfetamina con punch.

sábado, abril 09, 2005

Insomnio (Sueño a ojo abierto)

Aquél día habría obtenido el sueño deseado, pero era una noche de escandalosa lluvia que después de una caluroso día provoca una humedad incómoda. A pesar de mi cansancio, mis párpados no se cerraban, no querían, había algo que se los impedía y no era precisamente vigilia, no había luz, la electricidad en la zona desapareció después de que un rayo trozó de tajo el poste de la esquina, igual que años antes uno partió en dos aquél árbol milenario liberándolo de su existencia en la tierra.
No podía calmar mi insomnio con el televisor o con una conexión rápida a internet, no había cosa que me distrajera y a la vez no quería distraerme en algo, quería cerrar los ojos y aunque no soñara quería descansar, recuperar fuerzas, sumergirme en ése oscuro placentero y viajar por la ubicuidad del sueño sin querer saber a donde me llevaría, no me interesaba saberlo, no lo necesitaba y creo que a fin de cuentas a nadie nos importan los lugares donde somos llevados, no tiene relevancia ¡Yo solo quiero dormir!
Me comenzaba a desesperar, giraba en mi cama, había sudor en mi frente, en mi pecho, en mis axilas, me quité la camisa y me sequé esas gotas producto del calor asfixiante que invadía mi cuerpo, abrí la ventana y no recibí confort alguno porque el ambiente estaba invadido por ese calor húmedo, por un sopor que ahogaba. Regresé a mi cama, miré el techo, extendí mis brazos y mis piernas, pretendiendo que la sangre recorriera un camino más largo y me enfriase. No obtuve resultados y sin poder cerrar los ojos decidí viajar por los sueños, aventurándome a visitar los sitios que tiene la mente reservados únicamente cuando duermes a ojo cerrado, cuando duermes cansado, cuando duermes con sueño.
Fue entonces que un sonido afilado penetró por mis oídos taladrándome el cerebro y la sangre regresó a mis ojos, recuperé la vista y me di cuenta de que siempre estuvieron abiertos. De la raíz de mi cerebro un fuerte dolor se extendió por mi cabeza, tan fuerte que me hizo gritar y como resorte levanté medio cuerpo de la cama, estaba empapado al no poder ceder ante un calor aún más intenso.
Decidí tomar algún analgésico y me levanté de la cama, sin poder ver avancé despacio midiendo cada paso a la cocina, sufría de una ceguera casi absoluta, solo sombras, por las ventanas solo veía un cielo negro, una noche sin luna y sin estrellas, como pocas, como las que nunca quisiéramos tener, todo es penumbra y todo es un simple contorno, dos tonos, matices oscuros. Al fondo del pasillo escuché que alguien lloraba, alguien ahí mismo, en medio del pasillo a la cocina, me detuve y traté de escudriñar en ése negro de mi alrededor para ver quién era. Me atreví a dar un paso ya que ubiqué la figura de donde provenían esos lloriqueos lastimeros, había alguien ahí, en el suelo, recargado a la pared, di dos o tres pasos más hacia esa persona y en mis pies sentía pelo, mechones de cabello que tapizaban alrededor de ése ser. No alcanzaba a descifrar quien era. Avancé un poco más inclinándome hacia él y sin descuidar la medición de mis pasos, aunque los daba eran cada vez más cortos, agaché mi cuerpo hacia ésa sombra con volumen recargada en el muro y acurrucado, hecho bola, con la cabeza entre las rodillas y las manos cubriendo su boca para no emitir más ése sonido acompañado de lágrimas...estaba yo! Un escalofrío recorrió mi columna vertebral, invadió mis mandíbulas y aventó mi cuerpo hacia atrás pero una mano, ¿mi mano?, se estiró y alcanzó a capturar mi tobillo haciéndome presa de él, (¿de mí?), y de un pánico espantoso que no me dejó gritar pero en mis ojos sentía abundantes lágrimas que ya llegaban a mi barbilla.
Privado y preso de mí y de mi miedo alcancé a articular una pierna y a jalonear la otra y a de repente ya pataleaba, con mis manos arañaba el piso, lo hacía con lo que Yo creía que eran todas mis fuerzas, hasta que por fin logré librarme de mi yo captor, me arrastré de espaldas hacia el otro extremo de la habitación tropezando con una silla y golpeándome con la mesa del comedor. Me recargué en la pared de frente a mí, de frente a eso, de frente a lo que desde mi perspectiva era ya una sombra, pero a pesar de esa condición lejana sentía su mirada con una intensa tristeza. Me encogí, me hice bola y quise morderme las uñas pero las había perdido apenas hace unos instantes cuando escapé, me cubrí la boca con desesperación y seguí llorando. Lloraba sin consuelo, pero lloraba sin entender lo que pasaba, sin saber de mí ni de lo que me rodeaba. Lloraba sin mí, sin mente. Lloraba sin sueño. Soñaba con los ojos abiertos, soñaba sin sueño.

miércoles, abril 06, 2005

Lo que pasa día a día

Día a día me despierto pensando en lo que voy a hacer de mi día, incluso un día antes lo visualizo y pienso que puedo lograr resolver varias cosas. Suena el despertador, abro un ojo y me sorprendo por mi posición, dormí fetal y amanecí fetal, lo sé la misma, sin cambio, solo un brazo que crucé por debajo de la almohada, formas raras de conciliar sueño. Son las 7 de la mañana, no tomo energía de ningún lado, solo la dirijo a través del control remoto hacia la televisión y la enciendo para ver el noticiero de la mañana que más bien son críticas sagaces y ácidas a la política de éste y otros países sin ningún tapujo y con la sola interrupción de los patrocinadores que tienen a su target situado frente al televisor a esa hora de la mañana.
Media hora me toma levantar mi pesado cuerpo del lecho para darme cuenta que el boiler se encuentra apagado y que eso solo significa que debo esperar 10 minutos más a que esté caliente. La decisión correcta sería tender la cama, levantar mi cuarto y dejar que la energía fluya como el feng-shui lo indica, pero no, el día de hoy no será así, a pesar de habérmelo prometido meses antes,no, vuelvo a encontrar la forma que dejé cuando abandoné la cama y regreso a la misma posición, entre cierro un ojo, se tapa otro con la almohada y amodorradamente regreso mi atención a ver las noticias. Creo que siguen hablando de lo mismo, desafuero, culpas, reuniones, debates, pobreza, riqueza, basura y porquerías, no sé, por mi mente solo pasa el pensamiento de que es tan rico dormir y yo lo desperdicio desvelándome como si hoy no fuera a sufrir lo que me pasa.
8 y 10 minutos, sigo en la cama y solo me doy cuenta de ello porque en las noticias acaban de decir la hora, creo que incluso me esperaban para decírmelo cuando abriera uno de los ojos que me quedaban al aire. Uy que tarde, creo que lo dije con tal desenfado que incluso pensé que pudiera ser buena oportunidad para quedarme en casa, pero no, sacando fuerzas de la flaqueza me levanté, subí el volúmen de la tevé y me dirigí al baño para enjuagarme esta enorme flojera, al salir, creo que me sentí mejor, pero al usar la báscula me llevé gran sorpresa por el kilo de más que tenía en mi ser, "el día de hoy comeré agua y tomaré más agua", me vestí entre que con prisa y entre que ¿cómo me veo? y salí a las 8:45 de mi casa, tomé mi atajo habitual, baches, topes, vueltas, tráfico y a las 9:15 ya estaba entrando al 2° piso del edificio "ahora si, a trabajar" lo dije con cierto grado de convencimiento que incluso me hizo reparar en mi actuación hipócrita. Prendí mi máquina, le dí mi password de red y me dirigí a prepararme un tecito para que algo caliente cayera a mi panza, sin azúcar para comenzar a deshechar el kilo que tengo de sobra.
Lllego y de repente, el messenger, encendido, "no, no, solo veré quien está para después entregarme a mis labores". Así es, reviso quien esta en línea , saludo a algunos, ignoro a otros y cuando más estoy inmerso en la matutina conversación me doy cuenta de que son las 10 y media de la mañana y mi junta tiene unos cuantos segundos de haber empezado "me lleva la chingada", regreso y hay mensajes, leo mails y transcurre la mañana sin pena ni gloria hasta que por fin la una de la tarde, hora de los sagrados caldos que me tengo que comer para evitarme la pena de hablarle a una báscula y pedirle disculpas. porciones chicas de ensalada, pechuga, un plato con frutas, vulgaridades como tema central, mi repentina conversión en fumador pasivo y a seguir trabajando. Trabajando buscando pretextos para no hacer nada y hacerme pendejo, pensando a la vez que hay cosas que deben de seguir su camino y que a la vez no encuentro motivación económica que me impulse, no porque me la merezca, ó a lo mejor si, pero creo que mi trabajo intelectual es demasiado bueno, mientras divago, avanzan los minutos y sé que sigo teniendo pendientes que pueden esperarse apilados a que me contraten un asistente.
Al dar las 6 de la tarde y a pesar de no haber cumplido las horas de trabajo estipuladas en el contrato de la empresa, yo comienzo a apagar mi máquina, quejarme a los alrededores sobre el día tan pesado que tuvimos, a recojer mis cosas y emprender la graciosa huída. Huída literalmente hablando porque entre otras cosas estoy evitando que mi jefe vea como esta persona se le escabulle entre las manos para pelarse de la oficina.
Salgo justo cuando por lo menos 1000 autos van saliendo de sus respectivos lugares de trabajo, jugando carreritas a ver quien queda adelante de quién en la próxima hora que tardará uno en llegar a su casa. No existen muchos percances ni paradas que distraigan ó detengan mi camino, ya que tomo el que atraviesa una zona residencial, que de yo vivir ahí aplicaría la mamada de cerrarlo nomás por el placer de gastar mi lana y poner a dos pelados a resguardar cada puerta de accesos.
Lllego a casa "¿Cómo te fué?" "Pus", un "pus" que resume lo antes relatado, un pus desobligado y con una culpa lo suficientemente chica como para ser opacada por mi sinverguencés. Urgo en el refri, y "qué caray" nada de dieta" a lo que por respuesta tengo la habilidad de prepararme unas deliciosas quesadillas, dos, una con salsa habanera y la otra con chile de árbol licuado con aceite.
Veo tele y de repente llega a mi mente un pequeño sentimiento de culpa, "¿qué fué de mí el día de hoy?". Realmente no hice nada, mis ojos buscan una respuesta al cuestionamiento subconciente, la buscan en la pared, en el techo y la encuentra en el lugar más absurdo y pendejo de mi persona: "mañana, me cae que si lo hago".

lunes, abril 04, 2005

OTRA VEZ

No es posible que apenas un par de días atrás haya escrito acerca de la cruda. Hoy es lunes y apenas voy recobrando el conocimiento de un fin de semana lleno de vasos, luces, afters y sobre todo alcohol, mucho alcohol.
Creo que ayer puse mi cabeza en la cama a las 10:40 de la mañana, después de haber visitado 5 lugares donde ingerí bebidas alcohólicas, incluyendo una banqueta de la colonia Argentina. No conforme con eso y con el horario de verano pesando sobre mis párpados desperté un par de horas después para cumplir con un compromiso más, un compromiso que incluyó cervezas y rones con kalahua.
Con ése mareo de quien no he dejado de eliminar todas las taxinas que han circulado por mi cuerpo desde el jueves, regreso a mi casa y termino por dormirme cercana la media noche. Prometí no hacer eso por la necesidad que tengo de dormir, por recuperar fuerzas, por salud, porque ya basta, no puedo seguir aventándome a una puta cloaca cada fin de semana.
Ó si?...porqué aún no llega el hartazgo de los desvelos y de lo que ya sé que sucederá, de la cantidad de cubas que me tomaré y de la cantidad de bebidas que les tomas a mis amigos para salir girando. ¿Qué me hace falta conocer?, ¿Me hace falta algo por vivir?. A lo mejor así es, ó a lo mejor no me he hartado ó a lo mejor no he descubierto qué me hace falta por vivir...
Dios! creo que estoy profundizando demasiado! Poco me falta para aventarme en un tarro de gel a flotar en la espezura de la sustancia colidal.
Solo una cosa más, no me quiero clavar pero creo que no puedo solo escribir de pedas, crudas, trasnochadas etílicas y borracheras espantosas.

viernes, abril 01, 2005

AMOOOR DE CABARET!!!

"Siento una pena muy onda, dentro del alma, y quiero ahogarla con vino y caricias de amor...mi vida no tiene remedio, perdido ya estooooy, en este medio maldito de amargura y dolor....AMOR DE CABARET, que no es sincero, amor de cabaret, que se paga con dinero, amor de cabaret, que poco a poco me mata, sin embargo yo quiero, amor de cabaret..."
Ah cómo me gustaría que estuvieran aquí escuchando conmigo la voz de Silvestre Mercado entonando un gran clásico de la Santanera, no les deseo que sientan lo que en mi mente y cuerpo acontece, solo que escucharan a esta gran banda, conjunto o cómo se le diga.
Bomboro Quiñá Quiñá...wow. No saben como se disfruta la crudeada mezcalada con ritmos guapachosos, como que ayuda a asentar los resabios del alcohol que hay en la sangre, en la mente, en mí. Como que hasta el dolor de cabeza se vá, ó más bien se transforma en una sensación de ah que sabrosas cubas me chingué ayer, fueron cubas ó ¿tomé algo más?, qué importa, qué sabrosa cruda.
No sé en sus organismos, pero en el mío todo lo que es el metal, el rock más alternativo e incluso algunos de mis favoritos no provocan este efecto de relax, de sanación, cierro mis ojos y has de cuenta que me están imponiendo las manos y reconforto mi dañado cerebelo. Esos jalones que siento por la parte trasera de mis ojos y los escalofríos que me recorren de la nuca a la frente, rebotan tres veces y regresan desaparecen. Es algo en verdad medicinal.
Eso en lo que a mi mente mareada respecta, desgraciadamente no hay aún rola que me quite la sensación estomacal, la licuadora constante, los retortijones, el antojo de "calientito", la sed enorme y las ganas de sacárte todo el sistema gastrintestinal, remojarlo en suavitel mientras le pides perdón y lo sobas con delicadeza.
Quisiera seguirles describiendo mis crudas guapachosas, pero desgraciadamente y a pesar del consuelo mental que me proporcionan las trompetas, los timbales y el ritmo de la Sonora mi mente y el cuerpo sobre todo ya piden esquina al referi.