Existe en México la semana santa. Fecha en la que históricamente fué Cristo apresado, azotado y crucificado para resucitar, quedar a la derecha de su padre y llevarse al cielo todos los pecados del ser humano, él intercederá por todos para que nos echemos a perder en el infierno. La actitud a tomar por este, nuestro católico pueblo, es recato, guardarse de los vicios, realizar sacrificios y actividades que inviten a la reflexión y a pensar lo que alguien hizo por los católicos. Debo decir que gracias a los días que se nos brindan en muchas compañías y escuelas todo lo anterior se vuelve un supuesto, ó mejor dicho un supositorio ya que termina justo donde la palabra supositorio termina sus días.
Yo salí de la oficina el día miércoles a las 7 de la noche y me dirijí a recoger a un amigo para platicar con unos cuantos tragos de por medio, ponernos al tanto a través de sustancias etílicas. Un bar no muy lleno nos recibió a las 8 de la noche, evitandonnos la pena de tener que levantar la voz y pudiendo tener una plática casual con críticas a conocidos comunes, en otras palabras: chisme.
Nuestro círculo se amplió a cuatro conforme otros amigos llegaron estirando las tres horitas que íbamos a estar ahí hasta las 4am que yo llegué a mi hogar, pensando que dos horas eran suficientes para descansar ya que a las 6am pasarían a recogerme un matrimonio amigo para visitar a sus parientes en Villa Juárez.
No, definitivamente dos horas no son suficentes, ya que al despertar tuve la sensación de seguir en estado de ebriedad con los mareos y el mismo sabor de boca característico de una cuba, contesto el teléfono con un ¡Salud! y me meto a bañar dando traspiés para llegar al baño, abrir la regadera y querer así enjuagar lo que yo pensé que con jabón, shampoo y agua caliente se podría ir por la coladera. Error, la ebriedad se aloja en la sangre y gradualmente vá llegando a los pulmones para dejar salir el alcohol evaporado por esa vía, de manera que conforme respiraba me iba dando cuenta de que había suficiente alcohol como para recibir comentarios alusivos a mi aliento.
Valiéndome madres abordé el auto y a toda velocidad nos encaminamos a la salida a Pachuca, lo indicado hubiera sido dormir y máxime cuando era dueño temporal del espacio trasero del auto. Pues desaprovechando la oportunidad me dediqué a animar el recorrido con cualquier cantidad de pendejadas propias y ajenas, añejas y recientes, tristes, alegres, tontas y absurdas. Alma de la fiesta? (más bien del auto) no lo sé pero después de unos tacos pésimos, un pulque curado con refresco de mango, tráfico, desviaciones y una colecta de la cruz roja alentando a una hilera de más de 10kms de coches llegamos a nuestro destino final: Xicotepec ó Villa de Juárez, tierra de... de... ¿qué hay en Villa Juárez? una sucursal de Elektra, una población de no más de doscientos mil habitantes, unos paisajes increíbles y bueno, la familia de mi amiga, los cuales entre toda la parentela que recolecté por los relatos de ella, su esposo y parientes directos, sumaban el 75% de la población, y por supuesto a la vez esto significa tener en la familia al abogado, al candidato, al cazador, al doctor, al comanche, a la tía revolucionaria, a la tía decente, a la indecente, al rico, al pobre, al del restaurant, al dueño de la estación de radio, al de los hijos bonitos, al de los hijos feos, al estudioso, al raro, al perfecto, etc. Que creo que no debo de urgar de más porque ahora que lo pienso cuento con especímenes similares en la propia. Creo que eso provocó mi rápida adpatación a los que ahora son mis postizos de primos, sobrinos, tías y tíos; y que por algo las comidas, los juegos, las bromas, y las cubas eran muy similares a un convivio con los Gámiz y sus diferentes versiones.
Además de conocer a un familia similar pero diferente a la mía , conocí parte de la sierra norte de Puebla, sus paisajes, su feria, sus sitios históricos, sus costumbres y sus correspondientes depredadores. Asunto que tendré que dedicarle otro blog ya que merece más de dos renglones .
Lo que es un hecho es que a partir de ahora tendré que incrementar mi lista de regalos navideños y de llamadas telefónicas en fechas tales.
El regreso sin mayor contratiempo en medio de la neblina a las diez de la mañana sin mayores contratiempos con la cabeza llena de recuerdos, mi cámara llena de fotos, la maleta con ropa sucia y un pedacito de Xicotepec en forma de plantita de hojas moradas.