miércoles, marzo 30, 2005

Msn 7.0

Ah que chingado vicio el de estar pegado a la computadora, todo el día, por trabajo, por hobbie, por necesidad y ahora hasta por vicio, acortando distancia hasta donde lo permita tu conexión pero distanciándonnos más de las cosas que antes nos unían. Me declaro víctima de estar todo el día pegado, no puedo estar sin el pendiente de pensar que alguien me enviará un correo ó de que alguien a lo mejor se conecta justo cuando yo no esté en línea. Y llego corriendo, con el miado a punto de mojarme la ropa interior, aviento llaves, prendo el aparato, voy al baño, meo, regreso y ya está en línea...-quién está conectado?, quién está conectado?- mmm, qué caray, platicaré con este ó aquél wey, algo tendrán que decir. Ah! me dieron una página buenísima, click, click, pop, pop, ding, ding, ruiditos que me hacen sentirme ya parte del monitor, al fin que ya no hay emisiones de rayos dañinos ni para los ojos, ni para la piel, ni para las endorfinas, ni para nada, justificaciones y pretextos sobran para seguir aquí, 9pm y ahorita me desconecto, 11 pm y aún es temprano, si me acuesto a las 12 igual 7 horas son buenas para descansar ¡Puta Madre! las dos de la mañana!, creo que debo dormir, total ya todos se fueron y solo estoy yo, buscándole funciones a este aparato. Hasta mañana, me voy a off-line que sueñen con ventanitas.

lunes, marzo 28, 2005

LOS GARZA, LOS ESQUITÍN Y EL MARAVERT GAMÍZ

Existe en México la semana santa. Fecha en la que históricamente fué Cristo apresado, azotado y crucificado para resucitar, quedar a la derecha de su padre y llevarse al cielo todos los pecados del ser humano, él intercederá por todos para que nos echemos a perder en el infierno. La actitud a tomar por este, nuestro católico pueblo, es recato, guardarse de los vicios, realizar sacrificios y actividades que inviten a la reflexión y a pensar lo que alguien hizo por los católicos. Debo decir que gracias a los días que se nos brindan en muchas compañías y escuelas todo lo anterior se vuelve un supuesto, ó mejor dicho un supositorio ya que termina justo donde la palabra supositorio termina sus días.
Yo salí de la oficina el día miércoles a las 7 de la noche y me dirijí a recoger a un amigo para platicar con unos cuantos tragos de por medio, ponernos al tanto a través de sustancias etílicas. Un bar no muy lleno nos recibió a las 8 de la noche, evitandonnos la pena de tener que levantar la voz y pudiendo tener una plática casual con críticas a conocidos comunes, en otras palabras: chisme.
Nuestro círculo se amplió a cuatro conforme otros amigos llegaron estirando las tres horitas que íbamos a estar ahí hasta las 4am que yo llegué a mi hogar, pensando que dos horas eran suficientes para descansar ya que a las 6am pasarían a recogerme un matrimonio amigo para visitar a sus parientes en Villa Juárez.
No, definitivamente dos horas no son suficentes, ya que al despertar tuve la sensación de seguir en estado de ebriedad con los mareos y el mismo sabor de boca característico de una cuba, contesto el teléfono con un ¡Salud! y me meto a bañar dando traspiés para llegar al baño, abrir la regadera y querer así enjuagar lo que yo pensé que con jabón, shampoo y agua caliente se podría ir por la coladera. Error, la ebriedad se aloja en la sangre y gradualmente vá llegando a los pulmones para dejar salir el alcohol evaporado por esa vía, de manera que conforme respiraba me iba dando cuenta de que había suficiente alcohol como para recibir comentarios alusivos a mi aliento.
Valiéndome madres abordé el auto y a toda velocidad nos encaminamos a la salida a Pachuca, lo indicado hubiera sido dormir y máxime cuando era dueño temporal del espacio trasero del auto. Pues desaprovechando la oportunidad me dediqué a animar el recorrido con cualquier cantidad de pendejadas propias y ajenas, añejas y recientes, tristes, alegres, tontas y absurdas. Alma de la fiesta? (más bien del auto) no lo sé pero después de unos tacos pésimos, un pulque curado con refresco de mango, tráfico, desviaciones y una colecta de la cruz roja alentando a una hilera de más de 10kms de coches llegamos a nuestro destino final: Xicotepec ó Villa de Juárez, tierra de... de... ¿qué hay en Villa Juárez? una sucursal de Elektra, una población de no más de doscientos mil habitantes, unos paisajes increíbles y bueno, la familia de mi amiga, los cuales entre toda la parentela que recolecté por los relatos de ella, su esposo y parientes directos, sumaban el 75% de la población, y por supuesto a la vez esto significa tener en la familia al abogado, al candidato, al cazador, al doctor, al comanche, a la tía revolucionaria, a la tía decente, a la indecente, al rico, al pobre, al del restaurant, al dueño de la estación de radio, al de los hijos bonitos, al de los hijos feos, al estudioso, al raro, al perfecto, etc. Que creo que no debo de urgar de más porque ahora que lo pienso cuento con especímenes similares en la propia. Creo que eso provocó mi rápida adpatación a los que ahora son mis postizos de primos, sobrinos, tías y tíos; y que por algo las comidas, los juegos, las bromas, y las cubas eran muy similares a un convivio con los Gámiz y sus diferentes versiones.
Además de conocer a un familia similar pero diferente a la mía , conocí parte de la sierra norte de Puebla, sus paisajes, su feria, sus sitios históricos, sus costumbres y sus correspondientes depredadores. Asunto que tendré que dedicarle otro blog ya que merece más de dos renglones .
Lo que es un hecho es que a partir de ahora tendré que incrementar mi lista de regalos navideños y de llamadas telefónicas en fechas tales.
El regreso sin mayor contratiempo en medio de la neblina a las diez de la mañana sin mayores contratiempos con la cabeza llena de recuerdos, mi cámara llena de fotos, la maleta con ropa sucia y un pedacito de Xicotepec en forma de plantita de hojas moradas.

viernes, marzo 18, 2005

number nine, number nine, number nine...

Cuando pienso en peda por lo regular existe una canción que me acompaña como sombra a pesar de lo que me rodee en el transcurso del evento. Ayer no fué la escepción a pesar de ciertos factores que fácilmente pudieron haberme distraído de aquella rola que se reproduce sin cesar en mi cabeza, una y otra vez, se vá unos instantes y vuelve a aparecer. Siempre es igual
Creo que apareció como a las 8 de la noche, cuando por cierto, ya tenía por lo menos un litrito de cuba (sin considerar hielos) en la panza y paseándose por mis venas. Todo creo que se lo debo a una marimba que extrañamente rindía tributo al cuarteto de Liverpool, pensé en las posibilidades de canciones no aptas para marimba y como si hubieran dejado caer la aguja sobre el acetato de mi rocola mental comenzó: number nine, number nine, number nine...number nine, number nine, number nine... definitivamente no es una canción de fácil reproducción en el instrumento chiapaneco antes mencionado, aunque tampoco puedo limitar las habilidades de algunos músicos y menos en México, donde incluso hay tributos a The Doors en mariachi. number nine, number nine, number nine...continuaba la canción en mi cabeza e hice todo lo posible por tratar de encontrar la secuencia, pero no obtuve frutos en mi absurda búsqueda, simplemente no recuerdo, además de que no soy fan de aquellos que han venido volviendo locos a millones desde su aparición, y...¿es en verdad una canción? ó ¿es solo la introducción? ¿el final ?, tal vez, no sé.
Al igual que una y otra vez el numero nueve en inglés se repite en la concepción original de Los Beatles, ése número se repetía, over and over, once and again, cero y van una, dos, tres, 4, 5, seis veces. Nada lo despegaba de mi mente, ni la marimba, ni el mabo politécnico ni la tesorito bailando suavecito, ni las féminas con caderas cachondas y sin ritmo que se encontraban a nuestro lado en el momento que "number nine" pasaba por mi mente como si fuera la luz intermitente de un coche.
Me despejé un poco, solo unos minutos y fué cuando llegamos al segundo lugar de la noche, Porky´s, que si bien no es "el lugar" le permitió a mi cerebro quitar el disco rayado del número en cuestión para bailar con movimientos frenéticos canciones que siempre me han provocado espasmos, cantar y tomar un poco más. Cerraron, 2 de la mañana y al poner mi pié en el escalón que nos conduciría hacia afuera: number nine, number nine, number nine...y no fué algo molesto que es lo peor, incluso siento que ése fragmento musical me mantuvo sensato, a pesar de su repetición esquizofrénica sin fin. Música en vivo, dos acompañantes y una turba de gente alcoholizada pidiendo la complacencia que haría de su noche "la noche", cubas y más cubas circulando una y otra vez por mi cuerpo de la mano de un number nine, number nine, number nine que ya era parte de mi noche y de mis mezclas cerebrales que administraban mis pasos de baile popero y mi interminable number nine.
Otro lugar más, confusión y sin cansancio visible acudimos al último lugar, un lugar que considero un lugar de peda ideal, garage amplio, discreción vecinal, casa antigua, digamos años 30´s, sofás, barra poco surtida pero con lo escencial, poca gente, rocola con opción suficiente y un bartender-dueño agradable que de pagar una sola copa de vino nos ofreció refills gratuitos y hasta el churro con el que termina su día. No me encontraba molesto por el number nine, no lo estaba, pero pensé que posiblemente con mis 20 pesos podría comprar el olvido, aunque fuera temporal del número nueve y sus repeticiones, pero no fué así, escuché 8 diferentes canciones que compré para el momento y no pasó nada. Bebí un poco más y agregué otro tóxico diferente a mi cuerpo para cerrar mi estadía en ése lugar. Pagué mi cuenta de 20 pesos por la copa, creo que el resto de las veces que se llenó mi vaso fueron finiquitados por la compañía y esa simpatía borracha característica. Me dirigí al hotel, despedidas culpables por la hora y los compromisos laborales que tenía al otro día...es decir, a las 9 de la mañana, subí a mi cuarto y por fin a descansar, un chocolate, una almohada cómoda y grande, un televisor que no se cansa de transmitir señal aunque sean las 5:45 de la mañana y yo, tumbado sin pijama sobre la cama, sin recapitular nada, con los ojos abiertos, sin culpas, sin efectos secundarios de mi noche de farra, sin pensamiento alguno atravesándose, únicamente mi interminable canción compañera de esa noche: number nine, number nine, number nine...