lunes, mayo 30, 2005

ALCOHOLÍMETRO

(Se sugiere leer el capítulo anterior para comprender la cronología)
11:00 pm: Llegada a antro conocido como Pasagüero. A decir verdad la música no la recuerdo, el acompañamiento creo recordarlo, aunque estoy seguro que si ciertas personas me dicen que no fueron, no lo cuestiono porque honestamente no recuerdo. Todo me parece borroso, creo que dije, creo que hice, pero en verdad que mi memoria patina y repatina.
Más tarde: Las horas ya no existen, y creo que me ha servido platicar con aquellos que me acompañaban porque ya no recordaba haber acudido a otro antro a seguir en esto. No entramos ya que al parecer a dos de los noctámbulos que nos acompañaron les detectaron en obvias razones su edad.
Me dicen que fue entonces cuando decidí que podíamos ir a otro lugar a seguir la fiesta. Mezanine del Hostal Virreyes, sin problema entramos y creo que seguí ingiriendo alcohol en alguna otra presentación, creo que cerveza ó fue un vodka. ¿Realmente estuve ahí? No lo sé, de repente algo fuera de lo normal en camino a mi casa me detuvo. Una lámpara de mano con la luz en dirección a mis ojos hizo que me orillara. Bajé el vidrio y de manera muy amable me pidieron que pasara a hacerme la prueba del alcohol. Ya alguna vez lo había hecho y pasé exitosamente el reto del Distrito Federal a mi copiosa manera de beber. Al parecer realicé bastantes bromas antes, durante y después de la prueba, pero en este caso la alegría y la simpatía no compran lo que pudiera en otras situaciones, “Señor, usted será remitido a la delegación y su auto se lo llevará la grúa”, medio recuerdo que llamé por teléfono, algunos contestaron algunos no, subí, bajé de mi coche, platicaba, pretendía remediar lo que sucedía y no conseguí nada, me subieron a una cómoda patrulla y me llevaron a la delegación, no pregunté más, bajé, me llevaron a un juez, al cual no recuerdo, me llevaron con un doctor, y solo había confusión en mi cabeza, creo que incluso tenía una sensación de diversión, de estar viviendo una buena experiencia más para contar. Nos llaman a varios, que no sé de dónde salieron pero que fueron suficientes como para llenar la tan famosa Julia. ¿A dónde nos llevaron?, no sé, a mi alrededor estaban varias clases sociales y sus correspondientes humores, atuendos y comportamientos, un solo factor común era el nivel de alcohol que circulaba por nuestras cabezas.
Creo que eran las cinco de la mañana cuando llegamos a “El Torito”, lugar donde se reúne a todos los infractores de alcoholímetro, aún estaba oscuro, bajé y me hicieron una revisión al estilo del cateo antrero, vacié mis bolsas, saqué la cartera, me quité reloj y demás y todo lo colocaron en una bolsa de lona, se realizó un inventario, del cual me dieron copia, dejaron que mantuviera mis cigarros, claro, en el primer retén, habría un segundo donde medio me quisieron quitar el vicio, pero con unas cuantas caritas de ebriedad rogona, me hicieron la “valona”, les anotaron mi nombre y me los guardaron en un cajoncito. Acto seguido pasé al patio, había sillas alrededor, yo me acomodé en una, no quería dormir, tenía mucha curiosidad por vivir esta nueva experiencia, esperaba que nos pusieran a girar alrededor del patio con los brazos extendidos, ó que nos pasaran lista con un oficial gritando tu nombre a la cara, que me levantaran y me acomodaran putiza en cuartos contiguos. Pero nada de eso pasó, al contrario, al dar las 6 , que por deducción lo sé, abrieron los dos pasillos de celdas de las que se conformaba “El Torito” y salieron otros que como yo habían sido detenidos unas horas antes a partir de las 9pm de un día anterior.
Ninguna cara conocida, sin embargo todos nos vemos como cómplices en esta misma historia e incluso hay saludos cordiales entre esta comunidad de alcoholímetro-detenidos. Como parte de nuestra alimentación hay frijoles, huevo y jarras inmensas de té de limón, el cual por cierto me sabe buenísimo y repito por tercer ocasión mientras me fumo uno de los cigarros que amablemente los celadores tienen en custodia.
He terminado y aún siento burbujeo en la cabeza, me siento ebrio y el té solo me ayudó a conservar una temperatura corporal. Me dirijo a mi celda y me detiene para informarme que no puedo meter la taza a la celda…sin indignarme solo se me ocurre contestarles que la necesito para pedir justicia desde mi celda, mientras recreo en sus caras la manera en la que lo realizaría. Unas sonrisas logro arrancarles, pero no por eso me permiten llevarme mi nuevo juguete de peltre a mi aposento.
Mis compañeros de cuarto son amables y es obvio que en la formación previa a entrar a las celdas medio nos dimos color de cómo nos acomodarían y de común acuerdo mental quedamos juntos, misma situación, diferentes condiciones, similitud en algunas cosas, platicamos y yo dormito, sigo ebrio y dirijo la plática a la burla por las instalaciones, sin tomar en cuenta lo bien me han tratado exijo mi “kit”, demando que se me entregue, los que me rodean se confunde por no entender a lo que me refiero. “Poli, pues la armónica, los condones, el jabón” sigo eructando pendejadas y disparates como si aquello se tratase de una broma que me jugaran personas cercanas a mí, amigos, así me sentía, en una fiesta, en el alter, en la cruda cordial. Duermo y como a las 10 nos solicitan salir al patio a una plática por parte de los doble A voluntarios, siento que ya es demasiado tarde y que lo que a ellos les ha ocurrido es en verdad extremo. No me veo amaneciendo en la Alameda Central caminando a las 8 am con los calzones en la mano, ó despertando en los tiraderos de la salida a Puebla. ¿Será posible? ó ¿Será solo un ardid para sentirnos mal por haber sido detenidos por un alcoholímetro, en coche, completamente vestido, con loción en la guantera, con dinero en la cartera?
Nos invitan con limitación de asistentes a pasar a la Biblioteca, comienzo a caer en la cuenta de la cruda y de que ya no me está pareciendo chistoso el estar ahí, que mi cabeza tiene un malestar inexplicable al igual que mi estómago, me quiero ir a acostar pero mi nuevo amiguito me anota en la lista de la biblioteca y voy, no sé si sentirme privilegiado por jugar damas chinas con un extraño y compartir mi lectura con los demás. Ya no sé ¿qué sigo haciendo aquí?, creo que ya lo aprendí, saquenme.
Hora de la comida, calculo que serán las 13 horas y que además ya me sé las hitorias de todos los que están ahí, por lo menos de 20 personas y ya no me importan. No tengo hambre y menos sabiendo que el menú no ha cambiado, es el mismo, no hay refrescos, no hay tacos, no hay tortillas, no hay un chilito, una michelada cubana, no hay más diversión y sin embargo sigo ahí.
“¡Gustavo!”, escucho un grito mientras hago la fila para que me azoten los alimentos en el plato, me asomo y es “mi abogado”, junto a mí llaman a mi nuevo compañero de alcohol, nos volteamos a ver y salimos de la fila a toda prisa, como si nos hubiéramos sacado la lotería, desesperados buscamos al fondo del pasillo a ver qué vemos, quién nos espera, nadie, trámites, firmas, explicaciones sin chiste, sin razón y nos entregan las cosas, las estrañaba, mi reloj, mi cartera, mi dinero, ¡todo esta!, coloco mis agjetas y me indican que puedo salir…la luz, la calle, coches y un grito “¡TORITO!” es mi hermana y mi amiga la rana que han ido a recogerme de mis horas de humillación, me volteo a ver, me siento sucio en verdad, como película donde la protagonista se baña y talla al mismo tiempo su cuerpo vejado en el suelo de una regadera caliente. Y de hecho mi camisa blanca manga corta tiene manchas de vino, de mugre, de celda, de una situación incómoda y vergonzosa.
Me abrazan y me comienzo a sentir mal, una pena enorme, una vergüenza pesada y mucho cansancio. Llego a mi casa, como con hambre, me lleno pronto, tomo un baño y duremo, sueño, y quisiera que lo que sucedió hubiera pasado mientras mi cabeza estuviera en la almohada, pero no fue así, fue tan real que mi vergüenza está presente aún, no se olvida con abrir los ojos y estirarse. ¿Repetirlo?, no me gustaría, ¿que suceda? No lo sé, espero que no. ¿Apredí? Quién sabe…
Pepe el Toro es Incente es una frase que se queda en mi cabeza mientras concilio el sueño, no entiendo porqué si no hay mucha relación, pero está ahí flotando mientras el cansancio me exige sueño.

lunes, mayo 23, 2005

PRESAGIO DE UN ALCOHOLÍMETRO (1a. Parte)

Sábado
07:00 am: Dejo a la comparsa de la noche anterior en el aeropuerto. Amigos que hasta hace dos escasas horas de la madrugada pagaban la cuenta del antro al que entramos en las últimas del viernes.
07:45 am: Llanta ponchada
07:50 am: Llamada de auxilio a grúa, en mi estado es posible olvidar tuercas, ó no poner gato ó sin mayor justificación tengo mucha hueva y ya quiero llegar a casa. Sé que es una justificación barata, pero a la vez a todo mundo nos dá hueva el trabajo físico y si hay un servicio que se paga por hacerlo, no me importa lo que digam lo uso, no necesito que se me truenen las juntas homocinéticas ó que la compostura sea de miles de pesos para que tenga que llamar un servicio que venía incluído en la compra del coche. Servicio Post-Venta Señores.
08:03 am: Veo mi reloj y pienso que faltan como 40 minutos para que llegue el límite de la hora prometida por el servicio. Voy a la tienda y me compro un juguito.
08:20 am: Vuelvo a ver mi reloj y veo que aunque ya es menos, aún hay 20 minutos incómodos en los que no tengo qué hacer. Ver pasar gente es un buen hobbie cuando tus sentidos te ayudan a analizarla, pero no cuando tu ánimo y tus sentidos se encuentran descompuestos por una desvelada que aún no termina.
08:50 am: “Híjole jóven, una disculpa es que con la lluvia de anoche hay mucha chamba de los que se caen en los baches y se les ponchan las llantas” a lo que contesto: “No te preocupes, gracias a los tarados como nosotros, no estás teniendo malos pensamientos”. El del estacionamiento junto con el franelero de la banqueta se amotinan alrededor con pensamientos que se adivinan en sus ojos (“ah que cabrón, pinche güey huevón”; “´Tan chidos los rines”; “Uy, le hubiera dicho que yo se la cambiaba”)
08:59 am: Ernesto termina, yo me despierto de mi somnolencia semiconsciente y firmo, no hay billetes de por medio. Subo a mi auto y me largo a mi casa, no sin antes hacer rechinar las llantas en señal de: “mírenme con mi servicio post-venta, mi llanta de refacción nueva y mis manos que no tocaron ni un perno…see ya fuckers!” perdón, pero luego me dan mis arranques anti-pueblo.
09:15 am: Llego a mi casa y derechito a la cama, creo que me quité la ropa, no sé…solo sé que debo cumplir con un compromiso en un restaurant a las 12 del día. ¿Porqué no lo deshice? No tienes que ir a todos lados. (¿Dónde dejé el recorte de periódico…ó era libro: “Cómo aprender a decir que no”) Duermo, estoy tan cansado que no reparo en mi alrededor, solo sé que debo descansar.
11:30 am: Abro un ojo y a pesar de sentirme un poco más repuesto, mi batería no está al cien por ciento. Me incorporo en la cama y me dirijo al baño como si fuera mi actividad rutinaria, como si hubiera dormido las 8 horas reglamentarias, como si no estuviera cansado, como si no tuviera un zumbido en la cabeza. Siento que la lluvia entubada me arregla un poco el ánimo y como si hubiera utilizado un jabón de los que reviven a la gente en la tele, abro la cortina del baño, veo hacia la ventana y me siento bien. Mi cerebro se autoengaña hasta en el subconsciente.
11:49 am: Recibo la llamada que me indica donde debo estar a las 12:20 del día. Parque México de la Colonia Condesa. Bajo mi auto, ignición, inserto cd y despego al mismo tiempo que Cerati comienza a musicalizar mi día.
12:10 am: Sin problemas de tráfico, marchas ó congestionamientos llego al lugar de la cita, encuentro un estacionamiento ideal, considerando la colonia en cuestión y me dirijo al parque. Un contingente de hare-krishnas pasa frente a mí con 3 carros alegóricos, van cantando, bailando y repartiendo sonrisas. Creo que su energía está siendo absorvida por mi persona y me idiotizo frente a su caravana. Camino alrededor e incluso tengo ganas de brincar con ellos que solo repiten rítmicamente “hare, hare, hare, krishna, krishna, hare, hare…” deberíamos presentarlos con las y los brasileños y crear una nueva religión que incluya la meditación y que para fines mercadológicos y de difusión cuente con bailarinas de samba que se muevan a ritmo del hare-krishna. Lo propondré.
12:25 pm: Encuentro a mi amigo, y nos vamos hacia el centro, donde una especie de tour cultural de baja, casi nula, difusión se lleva a cabo en el “circuito cultural” del centro. ¿Alguien había escuchado de tal cosa?, ¿Y porqué no van?. Insisto que deberían acudir a este tipo de eventos.
12:45 pm: Estacionamos nuestra nave, caminamos hacia el templete que al lado de Vizcaínas sostiene a varios músicos y dos mujeres que cantan. Saludamos. Alrededor de 30 asistentes con cara de “finge, finge que está pocamadre”. Conocimos la galería del arte, un proyecto de motel de paso transformado a motel de arte, donde viven estudiantes unidos por la cuestión artística y que su lobby nos dá una idea de lo que pudieras encontrarte en cada una de las habitaciones, pensamientos, escritos, colores, vidas dedicadas a conceptualizar lo que a unos nos suena tan difícil. Recorremos más del centro y ya siento que me gusta más, a pesar del los callejeros eternos de sus calles, de la basura a colores que lo decora y de los coches pobladores de sus calles.
16:00 pm: Me despido, saco mi automotor y a toda velocidad tomo Arcos de belén, que se contagia del tráfico del eje central, tomo Chapultepec, tomo atajo conocido ya de muchos para salir a Florencia, Tíber, Ejército Nacional, Río San Joaquín y llego a mi casa, preparo lo que debo llevar, paso al baño y una llamada telefónica me anuncia a los que serán mis acompañantes en el largo camino a Cuatitlán Izcalli.
16:45 pm: Pasamos al súper, faltaban botellitas de vino, algunos condimentos, provisiones para el camino, mis vales en la soltería son tesoro que sin chistar entrego a la cajera. No hay tráfico, ó bueno, por lo menos hay mucho menos de lo que normalmente esa vía soporta cada sábado a la misma hora. Llegamos pronto y podemos declarar inaugurada oficialmente la reunión en casa de nuestro amigo.
17:30 pm: Una cerveza nos lleva a la otra, un chiste termine en carcajada, el anécdota más fresco se cierra con un salud y todos estamos en el mood más apto de una fiesta casera, de las cuelas soy enemigo, pero que esos momentos son de mi completo regocijo. Los amigos, la cerveza que se torna en vino, juegos interactivos de playstation, un karaoke, pasos de baile, más vino, más risas, y de repente sin una razón aparente decido junto con mi amiga cambiar de lugar de entretenimiento. Tontamente, no había porque, no una razón, simplemente el alcohol nos tenía ya acostumbrados a pensar que uno debe de visitar varios lados.
11:00 pm: Tomamos la autopista de regreso a la ciudad y como ingrediente de este festivo automóvil una botella de vino. ¿De dónde salió?, ¿Yo?, ¡Yo no la saqué! Ó ¿si?. Ok, creo que aquí es cuando todo se empieza a poner gris, borroso, entrecortado, con interferencia, con borrones, jalones de la memoria.

martes, mayo 17, 2005

Coachella incompleto

Abrí un ojo y descubrí que aún no era hora de que me levantara, eran las 9am. El plan era despertar a las 10 para tener apenas tiempo para darnos el debido regaderazo reparador. Percibí un sabor a papas mc donald´s con 7 horas de fermentación en mi boca, cosa que no me agradó mucho. A mis oídos llegaban sonoros ronquidos de mis 3 compañeros de cuarto, cosa que no me incomodaba en lo más mínimo, y si así fuere no lo externaría ya que sé que cuento con un potente escape de motocicleta repartidora en la garganta mía. Prendo el televisor (de encontrarme en México hubiera escrito “prendo la tele”) y hay algo pero a la vez no hay nada, todos los canales cuentan con programación, pero ninguno acapara mi atención, así que solo navego por donde me lleve mi dedo pulgar de la mano y un pequeño botón.
Poco a poco van cobrando vida mis cómplices en Coachella. Hambre, sed, sueño son sus primeras manifestaciones. No puedo cumplir con ninguna, así que cumplo con la mía y me meto al baño. No hay agua caliente, pero no importa, el agua fría es más que suficiente para darme un alivio temporal a mis malestares físicos. Uno tras otro vamos tomando el baño, preparamos nuestras maletas, realizamos el “check out” del hotel y pasamos al super mercado más cercano para comprar algo de comer, nuestro desayuno, algo que nos dé la energía que nos pueda durar en el día. Mi opción está llena de carbohidratos previniendo que no querré comer nada en el transcurso. Llegamos al estacionamiento y como si fuera una consigna a cumplir por la fuerza empezamos a ingerir nuestras cervezas. Hace más calor que el día anterior y el sol nos cae encima con un sobrepeso, bueno, más a mí que porto una playera negra.
Estamos dispuestos a ver más grupos, así que apuramos nuestras bebidas, guardamos en una bolsa con hielos unas cuantas mas para el camino e iniciamos la caminata. Esta vez nuestro auto ha quedado más lejos que ayer, que el año pasado y que años anteriores, cada vez nos alejamos más, la experiencia así nos lo dicta, caminar un kilómetro a esperar dos horas a salir del congestionado estacionamiento.
No tengo ganas de tomar mucho, y tengo mucha sed que se sacia con limonadas. El día de hoy toca NIN y no puedo imaginarme por la que vamos a…

CONTINUARÁ…no sé cuándo solo espero lo pueda escribir…

miércoles, mayo 04, 2005

COACHELLA: PRIMER DÍA

A pesar de la cruda logro abrir un ojo y silenciar la alrma que ya lleva más de medio minuto repitiendo cucús. Despierto a René y con cierta mirada perdida cada quien recibe su regaderazo renovador. La Cita era a las 7 y media en casa de César, empacamos, realizamos el check out y a las 7 y 20 ya nos encontramos fastidiándole el sueño al organizador del itinerario del día. Su respuesta es pronta y de repente ya lo tenemos instalando en el auto su maleta, la maleta de las golosinas y una hielera con diferentes bebidas, desde la cerveza hasta el frutsi. Nuestro cuarto acompañanate no aparece, no hay forma de localizarlo ya que al parecer se encuentra en camino, ahora, no por nada pero a esa hora en Tijuana solo le pudo haber llevado 15 minutos llegar al punto de reunión, pero eso no pasa. Hay desesperación que César controla momentáneamente. Después de casi 45 minutos aparece nuestro integrante faltante, no sabemos si cómplice aún, pero de entrada la tardanza nos predispone en su contra. Muecas, getas, y respuestas cortantes lo reciben al treparse al auto. Partimos hacia la línea, no hay atajos, un solo camino de aproximadamente una hora, mucho tráfico. Para nuestra fortuna hay reproductor de cd en el auto y una carpeta llena de cd´s que esperamos nos duren para amenizar el viaje y más. No hemos desayunado, ni cambiado dinero, ni puesto gasolina, tenemos pendientes cruzando la frontera. Por fin llegamos a la garita y sin mayor problema nos permiten el ingreso al país vecino, realizamos nuestras actividades y emprendemos el camino, todo está listo, mapas, reservaciones, boletos en "will call", hielos enfriendo la bebida, gasolina, todo.
Acordamos que cada quien escogería la música que deseaba, iniciamos con Mecano y así pasamos por Gwen Stefani, Massive Attack, Santa Sabina, etcétera. Así, de manera musical y con suficiente control del camino, en medio de pendejadas llegamos a nuestro destino...bueno, semi-destino: Palm Springs. Encontramos fácilmente un hotel que creíamos perdido, check-in, remojamos un poco nuestra cara y de nuevo emprendemos un camino que ya era familiar rumbo al "Polo Field" de Coachella.
Llegamos y lo primero fué destapar unas heladas cervezas que tenían tiempo esperando que las abrieran, vasos pre-michelados (seguramente fruto de la mercadotecnia de ebrio visionario) nos proporcinaron una mejor recuperación de nuestra cruda que pronto se convirtió en un estado alegre. Por la hora, decidimos empacarnos en las bolsas algunas bebidas y dirigirnos a recoger los boletos del evento que ya esperaban en la ventanilla para que pasáramos por ellos, se entregan fácilmente y hacemos la fila compuesta de seres que en común tenían la palabra Coachella y no necesariamente una forma de vestir definida ni un gusto similar, simplemente acudían a satisfacer sus ganas de escuchar a un grupo ó a varios en específico, gente completamente diversa, ropa, estados de ánimo, poses, presupuestos, conocimiento del evento, etc. Pasamos el arco de seguridad supuesta que garantizaba de cierta forma la sana diversión de adentro (tengo muchísimas dudas de la forma en que se revisa, pero a la vez me dá gusto).
Entrando vamos directito por nuestra banda que garantizará nuestra entrada a la zona donde se expende alcohol y que nos expone como mayores de edad autorizados para beber, acto seguido pues vamos por nuestras cervezas y por supuesto a consultar el programa del día. Primer grupo que vimos fueron "The Raveonettes" que con un sonido minimalista y voces siniestramente coordinadas dieron un buen espectáculo a pesar de no estar en un horario muy privilegiado.
Coachella se distingue por llevar a los mejores grupos del momento y sin afán de caer en lamidas de pies a los vecinos del norte, logra su cometido. Gústele a quien le guste y al que no lo lamento pero la tendencia de muchas corrientes musicales vienen de los angloparlantes. Claro, reconozco que si hay países que cuentan con muy buenas propuestas, pero si les menciono el line up ustedes podrán constatar (visite: www.coachella.com )
Uno de los sitios más concurridos en Coachella es obviamente el escenario principal pero de igual forma el de música electrónica que invariablemente a la hora que sea presenta buenos dj´s. Un añejo visitante de esta carpa es DJ Peretz, ex-vocalista de Janes Addiction que no es el mejor pero cumple con el cometido de ponernos a brincar, salimos de ahí y paso por una limonada a punto de nieve, las mejores que he probado. Vamos a la delimitación de las cervezas y nos sorprende, mas no desanima, que pagamos un dólar más que el año pasado. ¡Qué abuso!, pero igual nos zampamos dos cada uno. Nos sentamos en el pasto, volteamos alrededor e insisto que cada año veo más gente, además de que siento que cada día tiene más y más promoción, creo que me gustaría que fuera un evento que solo nosotros conociéramos, egoísmo natural por acaparara ciertas cosas (tonto).
Tanto por los grupos que vienen como por la gente que asiste, muchos hispanoparlantes se delatan al reírse de las múltiples pendejadas que nuestras cabezas son capaces de producir, pero son incapaces de acercarse a preguntar de donde somos, lo cual no nos importa porque somos pendejamente autosuficientes.
Recorriendo todo el lugar uno vé de muchas cosas alrededor, comida, chupes de 7dls, puesteros de caras güeras, baños cada ciertos metros, harto pasto y 5 escenarios para debatirte entre cuál grupo valdrá más la pena aplaudirle. Revisamos nuestro itinerario una vez más y nos dirigimos hacia la tienda “Sahara”. Aprovecho para mencionarles que los 5 escenarios tienen sus nombres: Sahara Tent, Mojave Tent, Gobi Tent, Out Door theatre y Main stage. Cada una con sus características muy específicas, Sahara: definitivamente la carpa con los mejores exponentes electrónicos, o más bien, entra y muévete a como se te pegue la gana, no hay pedo, son pocas las personas con ritmo y definitivamente entre los güeros no hay muchos agraciados. Gobi Tent ó el espacio negro dentro de Coachella, harto bum, bum, harto grito, mucha protesta y gente de color serio, entrar ahí no es muy frecuente, el movimiento contestatario color ébano de US no es mucho de mi agrado. Mojave tent: lo alternativo, lo de reciente descubriemiento, básicamente lo más nuevo de Coachella ahí está, The Kills, un gran ejemplo y una propuesta que me gustó aunque debo aceptar que es una onda Siouxsie pero con mejores samplers. Outdoor Theatre: lugar abierto, como su nombre lo indica, y que presenta propuestas consolidadas pero no con la importancia de los grupos que se presentan en el escenario principal, grupos que jalan gente pero no tanta, aunque lo dejan abierto porque no saben si de repente sorprenda como es el caso de Café Tacaba (muy bien mis naucalpenses).
Llegamos a la tienda Sahara y nos encontramos con DJ Tiga, sin conocer mucho de su currículo, únicamente la recomendación de uno de nosotros, entramos a la carpa que ya está llena y que además tiene ya ése peculiar olor a me quiero ir al planeta verde. El beat definitivamente tiende hacie el house con mezclas de rolitas ochenteras que al combinarse les brinda cierta vigencia. Bailamos, la acústica es excelente, tomando en cuenta que es un espacio rodeado de lona. Recorremos otras carpas, paramos por cerveza, una limonada, decidimos no comer. Los grandes esperados de esa noche son definitivamente Chemical Brothers, Bau Haus, Café y bueno, Cold Play que decidimos dejar a un lado ya que no contamos con camisa marca Lacoste amarilla ni sweater en color pastel para sentir que encajamos en la audiencia. Entraré poco en el detalle de las agrupaciones que vimos, ya que pudiera resultar un poco tedioso, solo sé que la noche del sábado cerramos con Chemical Brothers. En el Inter. Vimos varios grupos, los cuales pretendo comprar el cd. Después de haber llegado al clímax del día con el último grupo, salimos de la carpa, ya los excesos de un día anterior más todo un día de liberación de serotonina hacían mella en mis pasos, en mis piernas, en mi cuerpo y sobre todo en mi hambre, lo cual era incómodo. Caminamos cerca de 2 millas junto con una jauría de personas, lo de jauría lo digo con pleno conocimiento del significado de la palabra. Subimos al auto y emprendimos nuestra búsqueda de alimento. El cansancio era tal que incluso caímos en el juego del complot y en pensar que una persona en el coche quería sabotearnos y privarnos de recibir alimento para aprovecharse de nuestra situación y, y… no sé, algo. Después de pasear por Palm Springs y no encontrar nada, después de que nos negaron el servicio en un restauran 24 horas, después de buscar entre el sillón del asiento sin resultados comestibles, terminamos en el lugar más gringo y menos sabroso de la región: Mc. Donalds, que solo mantenía abierto el drive through con una fila de por lo menos 10 coches, no había servicio en el restauran y eran las 2 de la mañana. Llegamos al hotel, y nos atragantamos nuestros alimentos que por el momento se habían transformado en verdaderos banquetes, nunca en mi vida una “pinche” hamburguesa me había sabido tan "sabrosa", hasta la catsup sabía buena. Varios canales después, dos reality shows y a dormir, esperando recuperar fuerzas para mañana. Las necesito…Buenas noches.

martes, mayo 03, 2005

PRE-COACHELLA

Esta historia, este año, este Coachella inician por supuesto en el 2005, ya 4 años de esta aventura, cada una diferente. Esta inicia desde el jueves por la tarde. Distrito federal, 5 de la tarde, tráfico, usual por ser fin de mes, quincena, gastar lo poco ó mucho que nos llega de billete. Unos lo utilizarán para embriagar sus frustraciones, otros para vestírselos, comer y en mi caso para realizar mi anual expedición.
Preparo mi maleta, meto un par de cambios sumamente informales, ropa interior por mero protocolo de traer algo debajo, pasta, olvido el cepillo, gel, aunque no pienso peinarme, loción, aunque sudaré todo el día. Bajo a toda prisa, abordo un auto verde, denominado taxi y cruzamos a la velocidad que permite el tráfico la ciudad. 45 minutos más tarde, estoy bajando y pagando mi transportación, llego al mostrador, amabilidad que brinda membresía de color distintivo me indica que tengo tiempo para perder lo que ya había ganado. Vago por la sala buscando algo que no se ha definido en mi mente y es que mi único objetivo se encuentra más allá de las fronteras de Tijuana. Por fin una voz femenina e inentendible anuncia el vuelo que entiendo por el número asignado y abordo, asiento 3A, privilegiado con bebidas en vasos de cristal y cena ligera en platos decentes, cubiertos de plástico que evitarán atentar contra la seguridad de los que vamos en el vuelo (??? tengo mis dudas). Leo, dormito, ceno, bebo, leo, cacahuateo, leo, bebo, bebo, bebo y vuelvo a beber hasta que por fin llego a Tijuana. Hay un clima que desafortunadamente no investigué y el cual comienzo a resentir al no llevar puesta más que una playera ligera. Pasan por mí y me encamino a mi hotel, que a pesar de contar con una tarifa no tan baja cuenta con un control remoto atornillado a la mesa, estampados en los edredones y mobiliario que me hacen pensar que debieran cambiar la H en hotel por una M. Mi encarreramiento en la bebida del avión me obliga continuar con mi semi-embrutecimiento en un bar cercano, bar que algunos de los locales denominan "underground" por tener que bajar escalones de la superficie 3 metros al interior del planeta, no tanto por su naturaleza ó clandestinidad. 3 cubas caen a mi estómago y el mesero me indica que la cuarta será mejor la pida pues ya van a cerrar, la bebo apurado y salgo, sigue lloviendo pero creo que ya no me importa tanto. Llego a descansar con la televisión en medio de mis sueños, que sin embargo no interrumpe para que caiga en brazos de aquél que vela mi dormir.
La alarma me saca de la cama a las 7 con 30 minutos, me baño y me encamino a la agencia con la que rentamos la embarcación que abordaremos en esta aventura. Afortunadamente tenemos una tarifa más baja que la membresía de color distintivo brinda. Gracias color platino! una vez obtenidos los beneficios, voy a desayunar con amiga de Tijuana, muchos chismes, muchas netas y ganas de seguir conversando pero tengo otros pendientes como el de deshacerme de encargos, visitas express protocolarias y recoger a René, otro cómplice de añejos crímenes y delitos en contra de buenas costumbres, mala música y aburrición.
Paso por él y saliendo del aeropuerto recibo la llamada del local tercer integrante,amigo entrañable lleno de anécdotas similares a las mías, que se encuentra regresando de un viaje de trabajo y que para ambas fortunas solo está a unos cuentos minutos de distancia. No ha caído nada en nuestros estómagos y César nos lleva a un lugar sin pretensiones lujosas pero con buena comida y bebida barata de orígenes españoles. Jamón, serrano, camarones al ajillo, chorizo, pan y copas de vino, más de las últimas nos llevaron al bar Turístico a echar la tan buena y barata cuba, diversión que me proporcionó la rocola del lugar, fotografías con extraños y golpes al buen estilo etílico terminaron por hacerme la noche en el lugar. Repite el clishé que "la noche es joven" y por otro lado el presupuesto permitió que optáramos por un tercer lugar, Balak, de pretensiones "cuasi-fresas", la entrada no fué problema al contactar a DJ local que nos proporcinó los pases mágicos sin polvos incluídos que evitaron desembolsaramos los 20 dólares de la entrada. Mesa regular que no interferían con las intenciones, ambiente lleno de humo y música de los más pop que para nada fué impedimento de diversión puesto que ya dentro llevábamos más de 40° y los ritmos de la sonora que se quedaron resonando un par de horas atrás. Las cubas caras pero prontas y con poco más seguridad que las del turístico, vecinas de buen ver y meseros con loción, mucha gente "wannabe" y nosotros que a cada minuto luchamos por estirar una noche que duró hasta las 3 de la mañana y que gracias a la poca conciencia que teníamos en reserva pudimos regresar a dormir para mañana partir a nuestro destino del fin de semana.
(to be continued)