martes, mayo 03, 2005

PRE-COACHELLA

Esta historia, este año, este Coachella inician por supuesto en el 2005, ya 4 años de esta aventura, cada una diferente. Esta inicia desde el jueves por la tarde. Distrito federal, 5 de la tarde, tráfico, usual por ser fin de mes, quincena, gastar lo poco ó mucho que nos llega de billete. Unos lo utilizarán para embriagar sus frustraciones, otros para vestírselos, comer y en mi caso para realizar mi anual expedición.
Preparo mi maleta, meto un par de cambios sumamente informales, ropa interior por mero protocolo de traer algo debajo, pasta, olvido el cepillo, gel, aunque no pienso peinarme, loción, aunque sudaré todo el día. Bajo a toda prisa, abordo un auto verde, denominado taxi y cruzamos a la velocidad que permite el tráfico la ciudad. 45 minutos más tarde, estoy bajando y pagando mi transportación, llego al mostrador, amabilidad que brinda membresía de color distintivo me indica que tengo tiempo para perder lo que ya había ganado. Vago por la sala buscando algo que no se ha definido en mi mente y es que mi único objetivo se encuentra más allá de las fronteras de Tijuana. Por fin una voz femenina e inentendible anuncia el vuelo que entiendo por el número asignado y abordo, asiento 3A, privilegiado con bebidas en vasos de cristal y cena ligera en platos decentes, cubiertos de plástico que evitarán atentar contra la seguridad de los que vamos en el vuelo (??? tengo mis dudas). Leo, dormito, ceno, bebo, leo, cacahuateo, leo, bebo, bebo, bebo y vuelvo a beber hasta que por fin llego a Tijuana. Hay un clima que desafortunadamente no investigué y el cual comienzo a resentir al no llevar puesta más que una playera ligera. Pasan por mí y me encamino a mi hotel, que a pesar de contar con una tarifa no tan baja cuenta con un control remoto atornillado a la mesa, estampados en los edredones y mobiliario que me hacen pensar que debieran cambiar la H en hotel por una M. Mi encarreramiento en la bebida del avión me obliga continuar con mi semi-embrutecimiento en un bar cercano, bar que algunos de los locales denominan "underground" por tener que bajar escalones de la superficie 3 metros al interior del planeta, no tanto por su naturaleza ó clandestinidad. 3 cubas caen a mi estómago y el mesero me indica que la cuarta será mejor la pida pues ya van a cerrar, la bebo apurado y salgo, sigue lloviendo pero creo que ya no me importa tanto. Llego a descansar con la televisión en medio de mis sueños, que sin embargo no interrumpe para que caiga en brazos de aquél que vela mi dormir.
La alarma me saca de la cama a las 7 con 30 minutos, me baño y me encamino a la agencia con la que rentamos la embarcación que abordaremos en esta aventura. Afortunadamente tenemos una tarifa más baja que la membresía de color distintivo brinda. Gracias color platino! una vez obtenidos los beneficios, voy a desayunar con amiga de Tijuana, muchos chismes, muchas netas y ganas de seguir conversando pero tengo otros pendientes como el de deshacerme de encargos, visitas express protocolarias y recoger a René, otro cómplice de añejos crímenes y delitos en contra de buenas costumbres, mala música y aburrición.
Paso por él y saliendo del aeropuerto recibo la llamada del local tercer integrante,amigo entrañable lleno de anécdotas similares a las mías, que se encuentra regresando de un viaje de trabajo y que para ambas fortunas solo está a unos cuentos minutos de distancia. No ha caído nada en nuestros estómagos y César nos lleva a un lugar sin pretensiones lujosas pero con buena comida y bebida barata de orígenes españoles. Jamón, serrano, camarones al ajillo, chorizo, pan y copas de vino, más de las últimas nos llevaron al bar Turístico a echar la tan buena y barata cuba, diversión que me proporcionó la rocola del lugar, fotografías con extraños y golpes al buen estilo etílico terminaron por hacerme la noche en el lugar. Repite el clishé que "la noche es joven" y por otro lado el presupuesto permitió que optáramos por un tercer lugar, Balak, de pretensiones "cuasi-fresas", la entrada no fué problema al contactar a DJ local que nos proporcinó los pases mágicos sin polvos incluídos que evitaron desembolsaramos los 20 dólares de la entrada. Mesa regular que no interferían con las intenciones, ambiente lleno de humo y música de los más pop que para nada fué impedimento de diversión puesto que ya dentro llevábamos más de 40° y los ritmos de la sonora que se quedaron resonando un par de horas atrás. Las cubas caras pero prontas y con poco más seguridad que las del turístico, vecinas de buen ver y meseros con loción, mucha gente "wannabe" y nosotros que a cada minuto luchamos por estirar una noche que duró hasta las 3 de la mañana y que gracias a la poca conciencia que teníamos en reserva pudimos regresar a dormir para mañana partir a nuestro destino del fin de semana.
(to be continued)