miércoles, abril 06, 2005

Lo que pasa día a día

Día a día me despierto pensando en lo que voy a hacer de mi día, incluso un día antes lo visualizo y pienso que puedo lograr resolver varias cosas. Suena el despertador, abro un ojo y me sorprendo por mi posición, dormí fetal y amanecí fetal, lo sé la misma, sin cambio, solo un brazo que crucé por debajo de la almohada, formas raras de conciliar sueño. Son las 7 de la mañana, no tomo energía de ningún lado, solo la dirijo a través del control remoto hacia la televisión y la enciendo para ver el noticiero de la mañana que más bien son críticas sagaces y ácidas a la política de éste y otros países sin ningún tapujo y con la sola interrupción de los patrocinadores que tienen a su target situado frente al televisor a esa hora de la mañana.
Media hora me toma levantar mi pesado cuerpo del lecho para darme cuenta que el boiler se encuentra apagado y que eso solo significa que debo esperar 10 minutos más a que esté caliente. La decisión correcta sería tender la cama, levantar mi cuarto y dejar que la energía fluya como el feng-shui lo indica, pero no, el día de hoy no será así, a pesar de habérmelo prometido meses antes,no, vuelvo a encontrar la forma que dejé cuando abandoné la cama y regreso a la misma posición, entre cierro un ojo, se tapa otro con la almohada y amodorradamente regreso mi atención a ver las noticias. Creo que siguen hablando de lo mismo, desafuero, culpas, reuniones, debates, pobreza, riqueza, basura y porquerías, no sé, por mi mente solo pasa el pensamiento de que es tan rico dormir y yo lo desperdicio desvelándome como si hoy no fuera a sufrir lo que me pasa.
8 y 10 minutos, sigo en la cama y solo me doy cuenta de ello porque en las noticias acaban de decir la hora, creo que incluso me esperaban para decírmelo cuando abriera uno de los ojos que me quedaban al aire. Uy que tarde, creo que lo dije con tal desenfado que incluso pensé que pudiera ser buena oportunidad para quedarme en casa, pero no, sacando fuerzas de la flaqueza me levanté, subí el volúmen de la tevé y me dirigí al baño para enjuagarme esta enorme flojera, al salir, creo que me sentí mejor, pero al usar la báscula me llevé gran sorpresa por el kilo de más que tenía en mi ser, "el día de hoy comeré agua y tomaré más agua", me vestí entre que con prisa y entre que ¿cómo me veo? y salí a las 8:45 de mi casa, tomé mi atajo habitual, baches, topes, vueltas, tráfico y a las 9:15 ya estaba entrando al 2° piso del edificio "ahora si, a trabajar" lo dije con cierto grado de convencimiento que incluso me hizo reparar en mi actuación hipócrita. Prendí mi máquina, le dí mi password de red y me dirigí a prepararme un tecito para que algo caliente cayera a mi panza, sin azúcar para comenzar a deshechar el kilo que tengo de sobra.
Lllego y de repente, el messenger, encendido, "no, no, solo veré quien está para después entregarme a mis labores". Así es, reviso quien esta en línea , saludo a algunos, ignoro a otros y cuando más estoy inmerso en la matutina conversación me doy cuenta de que son las 10 y media de la mañana y mi junta tiene unos cuantos segundos de haber empezado "me lleva la chingada", regreso y hay mensajes, leo mails y transcurre la mañana sin pena ni gloria hasta que por fin la una de la tarde, hora de los sagrados caldos que me tengo que comer para evitarme la pena de hablarle a una báscula y pedirle disculpas. porciones chicas de ensalada, pechuga, un plato con frutas, vulgaridades como tema central, mi repentina conversión en fumador pasivo y a seguir trabajando. Trabajando buscando pretextos para no hacer nada y hacerme pendejo, pensando a la vez que hay cosas que deben de seguir su camino y que a la vez no encuentro motivación económica que me impulse, no porque me la merezca, ó a lo mejor si, pero creo que mi trabajo intelectual es demasiado bueno, mientras divago, avanzan los minutos y sé que sigo teniendo pendientes que pueden esperarse apilados a que me contraten un asistente.
Al dar las 6 de la tarde y a pesar de no haber cumplido las horas de trabajo estipuladas en el contrato de la empresa, yo comienzo a apagar mi máquina, quejarme a los alrededores sobre el día tan pesado que tuvimos, a recojer mis cosas y emprender la graciosa huída. Huída literalmente hablando porque entre otras cosas estoy evitando que mi jefe vea como esta persona se le escabulle entre las manos para pelarse de la oficina.
Salgo justo cuando por lo menos 1000 autos van saliendo de sus respectivos lugares de trabajo, jugando carreritas a ver quien queda adelante de quién en la próxima hora que tardará uno en llegar a su casa. No existen muchos percances ni paradas que distraigan ó detengan mi camino, ya que tomo el que atraviesa una zona residencial, que de yo vivir ahí aplicaría la mamada de cerrarlo nomás por el placer de gastar mi lana y poner a dos pelados a resguardar cada puerta de accesos.
Lllego a casa "¿Cómo te fué?" "Pus", un "pus" que resume lo antes relatado, un pus desobligado y con una culpa lo suficientemente chica como para ser opacada por mi sinverguencés. Urgo en el refri, y "qué caray" nada de dieta" a lo que por respuesta tengo la habilidad de prepararme unas deliciosas quesadillas, dos, una con salsa habanera y la otra con chile de árbol licuado con aceite.
Veo tele y de repente llega a mi mente un pequeño sentimiento de culpa, "¿qué fué de mí el día de hoy?". Realmente no hice nada, mis ojos buscan una respuesta al cuestionamiento subconciente, la buscan en la pared, en el techo y la encuentra en el lugar más absurdo y pendejo de mi persona: "mañana, me cae que si lo hago".